Andreas Velten del MIT Media Lab y el profesor asociado Ramesh Raskar, en la instalación que usaron para producir su video de 'slow-motion' a velocidad lumínica.
Para producir un video capaz de capturar fotones en movimiento, los científicos usaron una cámara de franja, usualmente empleada para medir la intensidad y duración en el tiempo de la luz. Una cámara de franja, sin embargo, reduce la escena en un corte unidimensional al rebotar protones con un campo eléctrico. De tal manera que el video está formado por una combinación de trillones de imágenes segmentadas.
Todas las imágenes fueron tomadas con una lente individual conectada a una caja que contenía a su vez 500 sensores de cámara. Cada uno de estos sensores estaba programado para sacar una imagen con una demora de un billonésimo de segundo. Y mientras los sensores se disparaban, los científicos rotaban dos espejos para que la escena pase por la apertura y a la lente.
La escena en sí es sólo un pulso de luz dirigido con espejos a lo largo de una botella vacía. Los científicos usaron un láser de titanio-zafiro porque emitía pulsos regulares de luz, de modo que todas las exposiciones se vieran casi iguales y pudieran ser ensambladas en un solo video de extremadamente baja velocidad. Por eso sus creadores decidieron nombrarla “la cámara más rápida más lenta del mundo“.
En cuanto a sus usos prácticos para el mundo real, una “cámara a la velocidad de la luz” podría emplearse en entornos de toma de imágenes médicas, como una forma de ultrasonido basado en luz. En los casos donde la cámara no pudiera registrar eventos que se puedan repetir, sería capaz de captar cómo se dispersa la luz contra un bojeto para analizar su estructura física. Otra posibilidad podrían ser futuras cámaras de consumo que puedan crear efectos luminosos de sombrillas, rebotes u otros equipos de estudio, de forma artificial.
Para producir un video capaz de capturar fotones en movimiento, los científicos usaron una cámara de franja, usualmente empleada para medir la intensidad y duración en el tiempo de la luz. Una cámara de franja, sin embargo, reduce la escena en un corte unidimensional al rebotar protones con un campo eléctrico. De tal manera que el video está formado por una combinación de trillones de imágenes segmentadas.
Todas las imágenes fueron tomadas con una lente individual conectada a una caja que contenía a su vez 500 sensores de cámara. Cada uno de estos sensores estaba programado para sacar una imagen con una demora de un billonésimo de segundo. Y mientras los sensores se disparaban, los científicos rotaban dos espejos para que la escena pase por la apertura y a la lente.
La escena en sí es sólo un pulso de luz dirigido con espejos a lo largo de una botella vacía. Los científicos usaron un láser de titanio-zafiro porque emitía pulsos regulares de luz, de modo que todas las exposiciones se vieran casi iguales y pudieran ser ensambladas en un solo video de extremadamente baja velocidad. Por eso sus creadores decidieron nombrarla “la cámara más rápida más lenta del mundo“.
En cuanto a sus usos prácticos para el mundo real, una “cámara a la velocidad de la luz” podría emplearse en entornos de toma de imágenes médicas, como una forma de ultrasonido basado en luz. En los casos donde la cámara no pudiera registrar eventos que se puedan repetir, sería capaz de captar cómo se dispersa la luz contra un bojeto para analizar su estructura física. Otra posibilidad podrían ser futuras cámaras de consumo que puedan crear efectos luminosos de sombrillas, rebotes u otros equipos de estudio, de forma artificial.
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